Según las previsiones del Banco Central del Ecuador (BCE), el PIB del sector de la construcción se reducirá en un 2% en este año, pero se estima que el sector crecerá un 3,5% para 2023; hasta alcanzar los USD 4.468 millones. Esto representaría un cambio en la tendencia del sector tras cuatro períodos consecutivos de contracción.
Por lo general, la dinámica del sector está asociado al ritmo de crecimiento de la construcción de potenciales proyectos inmobiliarios, tales como: viviendas, locales comerciales e industriales, edificios administrativos, clínicas, etc. Es así que, en 2021, el número de permisos de construcción creció en 37,9% hasta cifrarse en 26.486, esto tras una vertiginosa caída de 30,4% en 2020 debido a la crisis sanitaria ocasionada Covid-19, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En el mismo año, el número de edificaciones y viviendas aumentaron en 24,8% y 26,7%, respectivamente. Sin embargo, en ninguno de los casos alcanzaron los niveles prepandemia de 2019.
Durante el primer semestre de 2022, el número de permisos de construcción creció 2,1%, en comparación al mismo período de 2021, lo que muestra señales de recuperación del sector.
En 2021, con el 28% (7.426 permisos de construcción) del total nacional, Guayas se situó como la provincia con mayor número de permisos de construcción, lo que describe su alto potencial de desarrollo inmobiliario. Le siguen Pichincha, Manabí y Tungurahua con el 8,4% (2.217), 7,4% (1.964) y 6,5% (1.722), respectivamente.
De esta manera, cuatro provincias concentran la mitad (50,3%) de los permisos de construcción otorgados por su respectiva autoridad local, lo que las posicionan como provincias clave por su alta incidencia en el dinamismo del sector.
La construcción se ha caracterizado como un sector productivo de alta resiliencia; sin embargo, aún hay cierta incertidumbre sobre la concreción y culminación de los proyectos inmobiliarios hasta el cierre de este año. En este sentido, su importancia en el crecimiento nacional conlleva a un esfuerzo conjunto orientado a acelerar el ritmo de su recuperación. Por lo tanto, es fundamental que el sector privado, así como el público y financiero, impulsen nuevos incentivos al crédito y a la inversión, y de esta forma canalicen recursos al sector, lo que, a su vez, implicaría una mejora en los niveles de ingreso y empleo en el país.
Por: Juan Carlos Zabala A. y Jonathan Guamán Ch. - Ekos Research